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La localidad turolense confía en un singular proyecto literario para combatir la despoblación y reavivar su barrio fantasma de azufre donde vivieron 2.000 vecinos
Sandra se volvió al pueblo. Ahora regenta un bar pegado a la carretera, frente al río Turia que discurre entre árboles. Sus dos hijos son los únicos niños de la población aragonesa de Libros, que ha superado el centenar de habitantes, 114. ”Quería vivir de manera más relajada. En Valencia era otra cosa, otro ritmo”, comenta mientras espera el autobús que traerá a su hija del colegio en Teruel, a 27 kilómetros de distancia / LEER NOTICIA COMPLETA