El Ayuntamiento de Ademuz y el vecindario han rendido homenaje este domingo a la escritora Elvira Lindo para reconocer su trabajo y, especialmente, agradecer «el recuerdo y la cita constante» de este municipio en sus obras literarias y colaboraciones periodísticas.
Elvira Lindo, gaditana de nacimiento, pero hija de ademucera, está «fuertemente vinculada» al pueblo, como ella misma explica a Á Punt. «Ademuz es probablemente una constante en mi vida: mis raíces, el cariño, mi niñez, el paisaje…».
A partir de ahora, la plaza en la que ella misma jugaba de pequeña, llevará su nombre. «Me impone algo de respeto, no sé si podré cruzarla cuando vea que mi nombre está puesto ahí», confiesa.
Además, la autora explicó que también siente una conexión especial con otra localidad valenciana. «Valencia supone mucho para mí. Todavía diré más, dentro de un mes voy a pasar mucho tiempo en esta ciudad», apuntó.
Lindo repasa en su última novela En la boca del lobo los recuerdos de niñez en la despoblada aldea de Sesga, el último pueblo de España al que llegó la electricidad. Antes, había novelado en A corazón abierto su juventud en Ademuz y la historia de amor de sus padres y había comparado las manzanas que se venden en Nueva York con la variedad esperiega que se cultiva en el Rincón de Ademuz en Noches sin dormir.
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