Este miércoles, día 8 de marzo, es el Día Internacional de la Mujer. Hay quienes lo confunden con una jornada de celebración pero lejos de tener motivos para festejar, nos encontramos ante una lacra que no cesa. El 8M es un día para conmemorar y reivindicar nuestra lucha, que no es otra que hacer del mundo un espacio justo y seguro para todas.
La vulnerabilidad aumentada que sufren mujeres y niñas es una realidad que requiere de una respuesta coordinada y estructural. Las calles del mundo volverán a llenarse de mareas moradas y verdes, en el caso de América Latina. El origen del 8M se remonta al año 1975, cuando la Organización de las Naciones Unidas declaró el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, haciéndose oficial en la Asamblea dos años más tarde.
Esta jornada nos sirve para recordar a la humanidad que la mitad de la población mundial merece una sociedad justa y equitativa, de la que formar parte como sujeto activo y no pasivo. Esta fecha tiene varios antecedentes, hitos históricos que marcaron la aparición de un movimiento feminista que llega hasta nuestros días y que ha ido evolucionando a lo largo de la historia pasando por distintas olas.