© Entrevista del Centro Europeo de Empresas e Innovación de Valencia a Blas Aparicio, propietario de Ecoaromuz.
Blas Aparicio es agricultor y propietario de Ecoaromuz, empresa de aromáticas ubicada en Ademuz. Es uno de los participantes del evento empresarial Focus Pyme y Emprendimiento Emprender en el rural. Larga vida al (nuevo) territorio que tendrá lugar el 9 de mayo en Aras de los Olmos. Blas explicará cómo es posible mantener durante 30 años una empresa familiar en el territorio.
Blas, ¿cómo nace Ecoaromuz?
Nació como una coopertativa en el año 97. Fue gracias a una charla a la que asistí de la Conselleria de Agricultura, que hablaba del cultivo de aromáticas como complemento a los cultivos tradicionales de la almendra, la manzana… Era algo que nunca se había hecho pero nosotros lo intentamos. La cooperativa no funcionó pero nosotros quisimos seguir con el proyecto, así es que absorbimos la parte correspondiente de nuestros socios y constituimos una SL. Hoy en día es una empresa familiar.
¿Qué aporta Ecoaromuz al territorio?
Contribuimos a hacer marca de Ademuz, a atraer visitantes, a potenciar el turismo… Aparte de producir, procesar y vender, estamos ampliando nuestras instalaciones para ofrecer cursos y talleres de aromáticas. Eso va a atraer a personas interesadas en las aromáticas que, una vez estén en Ademuz, harán uso también del alojamiento, de la restauranción y del comercio.
Sí que es verdad que si hubiera más iniciativa en la comarca, podríamos aportar más. Aparte de crear empleo, podríamos incluso ayudar a quien quisiera unirse al cultivo de aromáticas, pero lamentablemente no es fácil encontrar gente con esa actitud.
¿Qué ventajas y desventajas crees que tiene un negocio ubicado en el entorno rural?
Aquí, en Ademuz, estamos en una zona limpia en la que no hay industria ni contaminación, con lo que para para nuestra agricultura ecológica, es una grandísima ventaja. En cuanto a desventajas, pues estamos aislados, somos pequeños y es difícil que el sector se una para conseguir beneficios comunes.
¿Consideras que las oportunidades de negocio que ofrece el territorio han cambiado en los últimos años?
Las oportunidades siempre han estado ahí. Yo voy por el monte y no veo más que oportunidades de todo tipo. Lo que hace falta es que haya quien las desarrolle. Y si los de dentro no tienen iniciativa para hacerlo, habrá que asumir que han de ser los de fuera quienes lo hagan. Pero tampoco se consigue. Es una asignatura pendiente del territorio.
El mundo rural es rico en recursos y hay claros ejemplos de su aprovechamiento, como es el caso de Ecoaromuz. ¿Crees que está suficientemente aprovechado el territorio?
No lo está. Todo lo contrario. El territorio está totalmente desaprovechado. Y ya no hablo de aprovechar los recursos que tenemos para el sector agrícola, que puede ser una actividad más difícil. Hablo, por ejemplo, de naturaleza. ¡Se puede ofrecer tanto! Yo llevo 30 años dedicándome a las aromáticas, he contado mi experiencia empresarial en infinidad de charlas y reuniones, y no sé dónde está el problema. No sé si no se enfoca bien, si no se oferta lo adecuado, si es porque no hay iniciativa o si es un cúmulo de todo, pero el territorio no se aprovecha. Tampoco ayuda la fiscalidad. En este tipo de municipios debería ser especial. Pero es un tema que no se aborda y que es un obstáculo para los negocios del territorio.
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