© Alberto Baltar Cabanillas | Este sábado tuvo lugar la tradicional Romería de Vallanca a la Ermita de la Virgen de Santerón, dando continuidad a más de 300 años de historia.
La partida tuvo lugar desde la Parroquia de Vallanca a las 8 horas, con un buen número de romeros dispuestos para recorrer los 11 km. de camino a pie, más otros tantos a bordo de sus vehículos. También se incorporó un poco más tarde un grupo de personas a caballo. Un grupo de caja y pita acompañó la comitiva, interpretando músicas tradicionales de la romería en los puntos acostumbrados del recorrido y en el entorno de la ermita.
Finalmente tiempo espléndido, sin lluvia y, a la vez, con nubes que aminoraban el calor. Fiesta, paz, pueblo en un día de concordia, sin ruidos, disfrutando nuestro patrimonio natural y cultural. Un día para la familia, los amigos, el encuentro y los lazos entre los pueblos vecinos. Día para apagar los móviles y escuchar el viento, el canto de los pájaros y las voces aquellos con los que haces camino. Esfuerzo, sufrimiento, pero también disfrute del mérito y gozo en el descanso, la fiesta y el avituallamiento.
A medio camino, en «el prado», la romería hizo una parada para el almuerzo. Los regañados y las botas de vino fueron los protagonistas. Fue el momento de coger fuerzas para afrontar el tramo más duro: 1’6 km. al 17% en la subida al paso de la Sierra Talayón. Allí, custodio del paso, aguarda la Piedra Cabeza de Perro, lugar desde el que se divisa ya el valle y la ermita de Santerón.
A las 12:30, a ritmo de caja y pita, vecinos de los municipios de Algarra, donde se emplaza la ermita, y de Vallanca, que tienen a la Virgen de Santerón como patrona, se encontraron a unos metros del templo y entraron para celebrar la Eucaristía. Ésta estuvo presidida por Ángel Luis, párroco de Algarra, y Luis, cura adscrito de Vallanca y el Rincón de Ademuz. La ermita se llenó de fieles y devotos de la patrona venidos de Vallanca, Negrón, Algarra, El Cubillo, Garcimolina, Ademúz y otros pueblos del entorno. Se inauguró un nuevo ambón y se celebró la misa con los cantos y guitarra de fieles de Vallanca. Algunos fieles depositaron velas junto la imagen de la Virgen y muchos quisieron fotografiarse con ella. A continuación se realizó una pequeña procesión hasta un «descansadero» próximo.
En los porches que hay delante de la ermita hubo un puesto de juguetes y un bar que repartió cervezas y otras bebidas a un gran número de personas. También la Cofradía de Santerón repartió mistela y alajuz a los presentes. En un momento determinado se bailó «la quina» con el acompañamiento del grupo de caja y pita.
Los asistentes, agrupados por pueblos, parentesco o amistad, se dispusieron en torno a mesas traídas para la ocasión, prestos para degustar los manjares preparados en las casas el día de antes, conversando y descansando después de la peregrinación. …Claro que había que volver a casa. Había que recoger, cargarlo todo en los coches y, tras rezar el rosario, emprender el camino de vuelta. En esta ocasión la mayoría de romeros optó por el coche, pero algunos valientes completaron los 22 km. a pie, para finalizar cerca de la nueve de nuevo en Vallanca.
Como se cantó en la iglesia, los devotos se llevan a María dentro de su corazón, y saben que ellos están en el suyo. En Santerón comenzaron un camino de 366 días, el de vivir en los pueblos la unidad y la fe de este día, pero no sólo un día, sino todo el año.
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